Autor: Grupo Legislativo PRI
Es momento que este Congreso de Nuevo León cuente con un Código de Ética, que sustente y se complemente con el Comité de Ética, también recientemente impulsado por esta Legislatura, a propuesta de la Bancada del Partido del Trabajo.
Con esto nos pondríamos al día con lo que se hace en otros ámbitos, como en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
Desde sus inicios este Órgano Legislativo ha carecido de un marco jurídico que regule el comportamiento de las diputadas y diputados.
Hoy en día, existen normas internas establecen la forma orgánica de cómo debe estructurarse internamente y otra que atienda los procedimientos que se desenvuelven en la resolución de los debates que lleva a cabo este órgano colegiado, pero no existen reglas o principios éticos que profesionalicen su cargo.
Es importante mencionar que este Congreso debe tener un alcance mayor, cuyas determinaciones impactan dentro de todo el Estado, dentro de las materias civiles, penales, hacendarias y ambientales, solo por mencionar algunas.
Sin embargo, se considera necesario abordar las áreas de oportunidad que tiene de manera interna, para regular diversas conductas dentro de los órganos de trabajo.
En la actualidad se ha observado como diversos órganos legislativos de otras entidades del país, han empezado a legislar sobre qué principios éticos deben sentar las bases para el cargo de Diputado, así como a la estructura orgánica con que debe contar para así regular de manera debida su función.
Dentro de nuestra investigación para abordar este tema nos encontramos opiniones de investigadores en el tema, como fue el caso de Efrén Chávez Hernández, catedrático e investigador de la UNAM. En sus estudios, señala lo siguiente: que la inclusión del argumento ético en la labor legislativa, desarrollando tanto su concepción como su instrumentación, es necesaria para lograr una implementación exitosa.
Además, dicho investigador reflexiona sobre la importancia del Poder Legislativo en el Estado contemporáneo, y las razones por las que se presenta como el principal órgano garante de la democracia, abordando el tema de la corrupción como elemento que ha provocado, tanto la falta de confianza de los ciudadanos, como la falta de eficacia en su organización y funcionamiento. De aquí que la ética puede fungir como instrumento para mejorar una institución fundamental como lo es el Congreso.
Estas consideraciones nos motivan a escuchar a los ciudadanos y actuar en consecuencia, emitiendo una normativa que garantice el ejercicio debido de todas las Diputadas y Diputados que integran esta legislatura.
Durante estos años, todos los niveles de gobierno se han abocado a modificar sus leyes, para poder implementar un Sistema Nacional Anticorrupción que puede erradicar y construir una herramienta efectiva para contrarrestar esta problemática nacional, cuya base inicial deberá ser, sin duda, una normativa de ética.
La propuesta que se plantea atiende a la necesidad de empezar a construir acuerdos y lineamientos que atiendan la ausencia de una norma que establezca un comportamiento adecuado, además crear organismos que vigilen las acciones y éticas del legislador.
El contar con un Código de Ética, permitirá que el Poder Legislativo desempeñe su labor bajo principios de buen comportamiento. Y que este elemento normativo coadyuve a que los ciudadanos depositen su confianza sobre personas cuyos valores sean primordiales para su función.
Este Código de Ética busca también evitar el descrédito de los Diputados ante los ciudadanos y reafirmar nuestro papel como ejemplos de conducta para la sociedad.
Por ello, por citar un ejemplo, este Código intento prevenir y en su caso, sancionar, ataques entre los diputados o de los legisladores hacia los ciudadanos.
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