Honorable Asamblea:
El pasado 9 de noviembre, se cumplieron 25 años de la caída del muro de Berlín. Para el mundo, esta situación representó un momento histórico en el que no sólo se derrumbó físicamente un muro, sino también se dio por concluido un régimen, con lo cual se abrió el paso para conformar un nuevo orden político y social.
En el contexto internacional, el muro era tan importante ya que además de dividir al país alemán en la República Federal de Alemania en el occidente y República Democrática Alemana en el oriente, se consideraba un monumento tangible de la crisis política por la que atravesaba el mundo. Crisis en la cual existía, por un lado, el bloque occidental capitalista, y por otro, el bloque oriental comunista, y que a raíz de las fricciones bélicas postguerra, generaron el enfrentamiento ideológico y militar más largo que ha vivido el mundo contemporáneo: la Guerra Fría.
Para el mundo, la construcción del muro representaba más que una barrera física entre las dos Alemanias, una barrera ideológica en la cual, se separó a una sociedad por medio de una imposición política, contraponiendo cualquier esfuerzo de unidad social, y deteniendo un progreso durante décadas.
La crisis política mundial caducó el 9 de noviembre de 1989, el muro como símbolo emblemático que separaba la libertad de una nación y segregaba una expresión social de luchar por una nación mejor de la misma fue derrumbado. En pocas palabras, la caída del muro de Berlín y la unidad de la nueva Alemania se unirían de manera política de una forma inseparable en la construcción de una nueva nación.
Después de 28 años de división política y social se daría inició a una nueva época. La sociedad alemana en unidad, emitió una muestra de adhesión colectiva para que el crecimiento de la nación fuera en conjunto, sin importar las diferencias políticas, decidieron fortalecer las creencias que como pueblo tenían.
Con este esfuerzo guiado por el gobierno y con la plena convicción de la sociedad, Alemania se convertiría de nuevo en una potencia mundial, consolidando su economía, su régimen político y su influencia a nivel mundial como actor determinante de las relaciones internacionales.
Este país, es una muestra de que la sociedad en general con convicción y plena cooperación de construir, puede hacer que independientemente de las diferencias políticas, se genere una nación en unidad, en donde la principal premisa sea el desarrollo sostenible.
El día de hoy, traigo el ejemplo de esta nación, como prueba de que en nuestro país podemos construir en unidad sin importar las diferencias políticas. México ya ha dado pasos para hacer esto posible, con las reformas estructurales aprobadas con la participación de las distintas fuerzas políticas del país y bajo el liderazgo del Presidente de la República en el marco de Pacto por México, hemos emprendido un camino que sólo tendrá éxito, si permanecemos con la visión de que la única forma de fortalecer nuestra nación, sea en unidad.
Estoy convencido de que el esfuerzo de Presidente Enrique Peña Nieto brindará resultados, si dentro de marco del respeto institucional y la responsabilidad de los distintos actores políticos, asumimos una participación activa de colaboración con la sociedad civil logramos una unidad para consolidar el desarrollo cultural, social y económico del país.
Rompamos el símbolo de las diferencias políticas, hagamos realidad la conciliación como la herramienta más valiosa de la vida política. Generemos los mecanismos para que México se convierta en esa nación en la que lejos de dividirnos en diferentes expresiones, nos unamos en una sola voz que exprese lo que profundamente queremos: el desarrollo de México.
Aprovecho desde esta tribuna, para invitar a todos los compañeros diputados de esta asamblea, a realizar lo mismo por el bien de nuestro Estado. Que las distintas perspectivas políticas no sean excusa para que desde este espacio, se propicien esos muros invisibles que nos separen. Legislemos por el bien de Nuevo León y generemos mejores condiciones de vida para todos los ciudadanos.
Rompamos los muros que dividen la generación de acuerdos. Dejemos a un lado todo lo que lejos de construir, divide, y que no genera propuestas para contribuir en el desarrollo de Nuevo León y de México.
Que nuestra convicción sea en todo momento la de construir en unidad.
