Autor: Grupo Legislativo PRI
Honorable Asamblea:
Hacia el año 1846 la
soberanía nacional se veía frente a un gran peligro, un ejército invasor
amenazaba profanar nuestro suelo, pero quienes sino los hijos de Monterrey
debían empuñar las armas para defender la tierra que vio nacer.
Honor, patriotismo, lealtad,
dignidad, fueron los valores que latieron en el corazón de nuestros antepasados
el 21 de Septiembre de 1846, cuando tropas norteamericanas deshonraron el suelo
regiomontano, desencadenando férreos combates cuerpo a cuerpo, hombres y
mujeres de esta tierra, enfrentaron a pesar de la desventaja en número y armas,
al ejército extranjero en diferentes puntos de nuestra ciudad en cruentos.
Uniendo esfuerzos,
enfrentando las inclemencias del tiempo y la falta de armamento, los
regiomontanos se lanzaron a la lucha por la libertad.
El Barrio Antiguo, el
Fortín de Tenerías (Washington y Héroes del 47), La Ciudadela (Tapia y Juárez),
el Cerro del Obispado, y el Puente de la Purísima, fueron algunos de los
lugares donde se escenificaron combates dirigidos por el General Pedro Ampudia, quien realizó el
llamado a la defensa de la plaza el 21 de junio de 1846, ante el inminente ataque a la ciudad.
El ataque se tornó inaplazable,
el 19 de septiembre de 1846, los invasores llegaron
a las inmediaciones de la ciudad por lo que empezaron a investigar las
principales defensas de la ciudad, mientras tanto los hijos de Nuevo León se
preparaban para defender el suelo que los vio nacer.
Enfrentados ambos bandos,
las fuerzas mexicanas se retiran al Cerro del Obispado, donde el rugir de los
cañones dan una muestra del valor y del coraje de nuestros antepasados.
Se perdieron 367 vidas en
defensa de la nación, héroes sin nombre que nos llenan de orgullo, que nos
enseñan que la vida es eterna cuando se muere en nombre de la patria.
Hoy
la historia señala a la batalla de Monterrey como una de las más sangrientas
entre México y Estados Unidos, es capitulo doloroso para la sociedad, empero,
constituye un baluarte de esperanza, de orgullo y de patriotismo.
Desde esta la máxima
Tribuna de Nuevo León debemos resaltar los hechos históricos que nos han
forjado como Estado, vidas dignas, ciudadanos patriotas y acciones ejemplares
nos legaron los defensores de Monterrey, mujeres de gran valor nos enseñaron el
amor a la patria no conoce limites, Josefa Zozaya y María de Jesús Dosamantes,
han escrito sus nombres en la historia, como regiomontanas ilustres.
Como
integrante del Grupo Legislativo del Partido Revolucionario Institucional hago
uso de la voz para realizar un sincero homenaje a los regiomontanos que
murieron en defensa de la patria en 1846.
Su
valor quedará para siempre en la memoria de los nuevoleoneses, pues en ellos
encontramos el ejemplo del amor que los ciudadanos debemos profesarle a la
Patria, pues el patriotismo no es un breve y frenético estallido de emoción,
sino la imperturbable y constante dedicación de toda una vida.
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