Grupo Legislativo
Partido Movimiento Ciudadano

Autor: Grupo Legislativo PMC

Vengo a contarles una historia a la que podemos construirle, desde este Poder Legislativo, un mejor final.

Era junio de 2020 y un grupo de mujeres activistas, luchando por nuestra participación política, se instalaba a las fueras de este Congreso. Exigían que se aprobaran las reformas constitucionales de paridad de género y de violencia política contra la mujer antes del 9 de julio. Esto, a fin de que pudieran regular el proceso electoral 2021.

Tristemente, el silencio se hizo presente. La omisión legislativa congeló la posibilidad de contar con un marco legal que garantizara la participación justa y equitativa de aquellas mujeres que valientemente nos animamos a integrar posiciones de representación política en nuestros poderes. Una ley que le garantice a las mujeres de nuestro estado su derecho a elegir mujeres para que estén allí donde se toman las decisiones que afectan sus vidas.

Las mujeres tenemos derecho a votar y a ser votadas. Este derecho que nadie aquí se atrevería a poner en duda fue, hasta antes del 2021, también un buen deseo alejado de la realidad. ¿Cómo podemos votar por mujeres si no hay mujeres en nuestra boleta electoral? Si no tenemos la oportunidad de competir por un puesto público, si la única oportunidad que nos dan es la de prestar nuestro nombre y nuestro rostro a una campaña que no es competitiva; si solo nos mandan a perder.

El hielo de la inacción legislativa no sepultó el sueño de tantas mujeres. El de nuestras abuelas, bisabuelas y tatarabuelas que lucharon por nuestros derechos políticos y por el que hoy, claramente, nos toca seguir luchando a nosotras.

Es así que, con el apoyo de Movimiento Ciudadano, emprendimos un juicio contra la omisión legislativa. Esto tuvo como consecuencia la emisión de una sentencia histórica que recordó a este Congreso y a todos los congresos del país que DEBÍAN legislar a favor de la paridad, y que además ordenó a la Comisión Estatal Electoral generar lineamientos que aseguraran nuestra participación política en el proceso electoral. Es decir, la falta de una ley no debe perjudicar nuestro derecho a competir en condiciones de igualdad y no discriminación.

Los lineamientos de paridad para la integración de candidaturas para integrar los ayuntamientos fueron históricos porque generaron reglas que permitieran a las mujeres contender en Municipios con poblaciones altas, medianas y bajas, pero además con relevancia electoral para los partidos políticos, con posibilidades reales para las mujeres de ser alcaldesas.

Apenas se emitieron estos lineamientos, los partidos políticos impugnaron su aplicación en el proceso electoral. Pareciera que no querían darle a las mujeres de Nuevo León ni lo mínimo, un derecho político básico. Eso tampoco nos detuvo: emprendimos una defensa legal para asegurar nuestra representación política.

En 2020, el Congreso le dio la espalda a las mujeres de Nuevo León al no legislar; los partidos políticos, al impugnar las reglas para subsanar esta omisión; y, ahora, estamos ante la posibilidad de que esta nueva Legislatura revierta incluso esa conquista histórica en los ayuntamientos.

Yo escuché sus discursos de campaña, convencidos de hacer historia en Nuevo León. La deuda con las mujeres de Nuevo León, es una demanda histórica. Aunque este dictamen de reforma electoral, sea una primera vuelta constitucional, estamos partiendo de criterios muy por debajo de lo que ya conquistamos las mujeres a golpe de sentencias. Corremos el riesgo de perder lo ya avanzado, de sepultar el trabajo jurídico que tuvimos que organizar colectivamente ante un poder que se negó a atender nuestras demandas.

Las cientos de mujeres activistas, periodistas, académicas, profesionistas, estudiantes, trabajadoras, madres, hermanas, hijas, vecinas y compañeras que se han sumado a esta lucha afuera de las paredes de este Congreso son más prueba de ello: tenemos y exigimos que se respete nuestro derecho a la PARIDAD PARA TODAS, las que en el futuro se propondrán competir por un puesto de representación desde cualquier partido, o incluso sin uno, para representar a sus vecinas y vecinos en la toma de decisiones públicas; y las que merecen también la opción de votar en su boleta por una mujer y que su voto valga.

A mí y a todas las mujeres de Nuevo León nos lo prometieron. Este dictamen nos deja en deuda de nuevo.

Sin embargo, incluso si en la segunda vuelta esta legislatura se estrena con un revés a los derechos político electorales de las mujeres, estamos en un Estado de Derecho: el Tribunal Electoral y la Suprema Corte de Justicia, de nueva cuenta, nos regresarán los derechos que pretendan arrebatarnos con leyes.

Las mujeres que contendimos en el pasado proceso electoral tuvimos reglas paritarias y justas. Debemos asegurar un piso parejo para las próximas generaciones, una #ParidadParaTodas. El final de esta historia si bien está en sus manos, lo seguiremos escribiendo las mujeres cueste lo que cueste.