Grupo Legislativo
Partido Movimiento Ciudadano

Autor: Grupo Legislativo PMC

Con el permiso de la mesa directiva.

Honorable Asamblea.

Como cada mes, el día 25, es una fecha que nos recuerda la agenda pendiente que tenemos a fin de hacer frente a los escenarios de violencia en que vivimos día con día las mujeres de todas las edades por el simple hecho de serlo; además, son una oportunidad para el llamado a la acción, para juntos contribuir a erradicar todo tipo de violencia de género, porque, de hecho, es parte fundamental del desarrollo político, social y cultural de nuestro país. En un estado de violencia, la libertad de las personas es acotada y condicionada al dominio de terceros.

Si hay otra cosa peor que ser mujer en México, es ser niña. La exacerbada violencia doméstica, a raíz de la pandemia, les afecta más a ellas y las margina de mejores condiciones de vida.

La Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos publicó cifras actualizadas sobre discriminación y violencia en la etapa más temprana de las mujeres. "Ser niña en México conlleva muchos riesgos. De diciembre del 2018 a diciembre del 2020 han sido víctimas de feminicidio 150 niñas y adolescentes, esto sin considerar las cifras de homicidio doloso, culposo o suicidio que no fueron investigados ni tipificados como feminicidio".

De acuerdo con el informe semestral de la Comisión Nacional de Búsqueda, en promedio, 18.5 mujeres desaparecieron diariamente en México entre 2016 y 2020.

De las 89 mil 488 personas desaparecidas en México desde 1964 hasta junio de 2021, el 24.70% son mujeres.

Los casos de desapariciones suceden particularmente en adolescentes. Más de la mitad de las desapariciones de mujeres registradas, exactamente 55%, son de niñas y adolescentes entre las edades de los 10 a los 17 años. Si nos enfocamos en el rubro de las niñas y adolescentes menores de 18 años, éstas representan más del 55% de las desapariciones. "Este es un dato que debe preocuparnos, pues corresponde al rango de edades de 10 a 19 años", tal como lo advierte el subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación Federal, Alejandro Encinas.

En nuestra entidad, la situación de violencia de género contra las mujeres es generalizado, si recordamos que, a partir del 18 de noviembre de 2016, se dictó la declaratoria de la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres, estableciendo como Municipios de atención prioritaria a Apodaca, Cadereyta de Jiménez, Guadalupe, Benito Juárez y Monterrey.

Tan solo la semana pasada nos enteramos del lamentable multihomicidio, en contra de 4 mujeres, en un hecho donde un hombre fue detenido por presuntamente cometer un acto delictivo que cobró la vida de cinco integrantes de su familia: sus dos hijas (de uno y cuatro años), su esposa, madre y padrastro, los hechos ocurrieron en el Municipio de Juárez, Nuevo León, lo que se suma a la lista de hechos de violencia en nuestra entidad.

En este contexto, cito la declaración del Gobernador Samuel García durante la presentación del Gabinete de Igualdad para todas las Personas en Nuevo León, donde mencionó "que nuestro estado se encuentra "en la edad de piedra" en materia de mujeres y las cifras indican que se puso peor con la pandemia, ya que cuando le va mal a Rayados o Tigres en un fin de semana llegan a presentarse más de 500 reportes de violencia familiar contra la mujer e infantes y, más terrible aún que aumenten a mil cuando pierde alguno de los equipos de fútbol regiomontanos". Como sociedad, debe darnos vergüenza que los hombres desquiten sus frustraciones generando violencia en el hogar y en la comunidad. De ahí la importancia de reeducarnos en el respeto, en la cultura de la paz y con perspectiva de género e infancia.

Así como se han emprendido acciones a favor de las niñas y mujeres a nivel nacional y Nuevo León, donde aún hay mucho por trabajar y avanzar; es urgente atender la violencia machista desde la reconstrucción de la masculinidad. Actualmente se habla en términos de nuevas masculinidades o masculinidad positiva, lo que significa modificar conductas, estereotipos, roles familiares y socioculturales aprendidos con relación a la hegemonía masculina y establecer relaciones con equidad e igualdad de género que garanticen el bienestar familiar a través de atención psicológica individual y de grupo de hombres, reiterando que debe ser, desde una perspectiva de género.

En 2008, la ONU actualizó la estrategia para visibilizar y buscar la concientización pública contra la violencia de género. Con ese objetivo, lanzó la campaña ÚNETE, mediante la cual se invitaba a gobiernos, instituciones públicas y privadas, organizaciones de la sociedad civil y ciudadanía a sumarse a portar una prenda o listón naranja los días 25 de cada mes como un símbolo para crear conciencia, generar voluntad política y recursos posibles que permitieran prevenir, atender y sancionar la violencia contra las mujeres. El color naranja fue elegido en atención a que representa "el futuro brillante y optimista libre de violencia contra las mujeres y niñas" (ONU, 2020), un tono brillante como brillantes serían las trayectorias de las mujeres sin padecer ninguna agresión.

El Día Naranja, por tanto, forma parte de la campaña ÚNETE, donde cada Día Naranja busca concientizar y visibilizar el problema estructural de la violencia contra las mujeres y las niñas que es posible erradicar con la participación de todas las personas, mediante el posicionamiento del tema en la opinión pública, la construcción de acciones gubernamentales concretas, la promoción y el fomento de una cultura de paz y no violencia.

En ese sentido el día 25, es justo para recordar la situación que vivimos día con día las mujeres por el simple hecho de serlo; en mi carácter de Diputada me uno a la exigencia ciudadana de crear mejor escenarios para las mujeres y niñas, pues considero que tenemos una tarea pendiente en el reforzamiento de las políticas públicas para revertir la violencia hacia nosotras. Pido a los gobiernos entrantes y a mis compañeras y compañeros Diputados a no bajar la guardia, las distintas formas de violencia no son normales, no deben tolerarse porque sus consecuencias a corto y mediano plazo no son individuales, son colectivas, es decir, afectan a toda la sociedad en su conjunto.

Desde el Congreso del Estado de Nuevo León les invito a que juntos nos comprometamos a garantizar los derechos humanos de las mujeres y las niñas construyendo un legado: Que Nuevo León sea el mejor lugar para nacer, crecer, educarse y vivir.

Es cuanto Presidenta.