Grupo Legislativo
Partido Acción Nacional

Autor: Grupo Legislativo PAN

Por: Jesús Gómez Reyes.

La ciudad de Monterrey es conocida en todo México por su emblemática figura de El Cerro de la Silla, que asemeja una silla de montar y que es probablemente el relieve más conocido de nuestra Capital; aun cuando se tienen otras formaciones montañosas sobresalientes e importantes, este monumento natural es tan característico que se nos ha quedado grabado en nuestro imaginario colectivo nacional, hasta el punto que es imposible concebir Monterrey y Nuevo León sin su sello, su firma y su mejor panorámica que es el Cerro de la Silla.

El Cerro de la Silla es una montaña que forma parte de las estribaciones de la Sierra Madre Oriental. Su extensión discurre a través de varios municipios, 31.62% de su composición se encuentra en Guadalupe, un 13.26% se ubica en Monterrey, y 55.15% en Juárez. Cuenta con una superficie de 6,045 hectáreas y una altura máxima de 1,575 metros, su utilidad va más allá de ser un enorme y vivo pasaje de fondo, es una zona de recarga de los acuíferos que alimentan los pozos que abastecen de agua potable a la ciudad de Monterrey, además de que su clima semicálido permite una importante diversidad de flora y fauna en la región. Tal es así que fue declarado como Área Natural Protegida de categoría monumento natural, por medio de decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación con fecha de 26 de abril de 1991.

La conservación del Monumento Natural Cerro de la Silla es de importancia trascendental para el área metropolitana de Monterrey, pues constituye un patrimonio natural con una importante función socioeconómica y de equilibrio ecológico, que abarca desde la preservación de recursos naturales como el agua, el aire, el suelo, la flora y la fauna; hasta elementos que representan servicios ambientales para la ciudad, como la conservación, restauración y equilibrio del medio ambiente, servicios que son de vital importancia para la oxigenación del aire, asimismo, para la conservación y protección de la flora y fauna silvestre.

Las áreas naturales protegidas son una gran estrategia, que atiende la raíz de una problemática ambiental y con visión a futuro, para la conservación a largo plazo de la diversidad biológica y cultural, proporcionando bienes y servicios ecosistémicos esenciales para el bienestar social y el equilibrio ecológico.

Recientemente, el crecimiento urbano desmedido y rebosante, en las proximidades con las faldas del Monumento Natural El Cerro de la Silla, está trayendo como consecuencia el deterioro de áreas verdes y el malestar de los vecinos de las colonias aledañas por la presencia de maquinaria que trabaja la mayor parte del día y provoca ruido y peligro y riesgo que corren sus viviendas al caer rocas, troncos o tierra y que podrían causar daños a las casas o incluso a las personas que habitan en la parte baja.

Aunado a eso, se encuentran también preocupados porque estas maquinarias a su paso están abriendo brechas y caminos, que no se apegan a los lineamientos de urbanización y zonificación, tapando arroyos con tierra y piedras que retiran para poder realizar su obras de construcción y esto, debería ser motivo de preocupación pues ante la crisis de agua que estamos viviendo, deberíamos proteger y cuidar las cuencas hidrológicas.

En reiteradas ocasiones se ha invadido los límites del Área Natural Protegida para la construcción de nuevos fraccionamientos habitacionales, constriñendo y sofocando esta fuente de vida y oxígeno de Monterrey y su Zona Metropolitana. Lo anterior ha ocasionado el descontento de los habitantes de Contry Las Águilas, pues ante su preocupación, han buscado acercarse a las autoridades para externar su incertidumbre, miedo y preocupaciones sin embargo, no han sido escuchados.

Este problema no es de hoy ni de ayer, desde los años 90's hemos visto un incremento acelerado en la población de la zona metropolitana, lo que ha llevado a destinar cada vez más zonas para la construcción de viviendas, edificios, y tiendas y lo lamentable es que estamos acabando con nuestras áreas verdes.

El derecho a un medio ambiente sano es un Derecho Fundamental de todos los mexicanos y se encuentra reconocido en nuestra Constitución en su artículo 4°: "Toda persona tiene derecho a un medio ambiente sano para su desarrollo y bienestar. El Estado garantizará el respeto a este derecho. El daño y deterioro ambiental generará responsabilidad para quien lo provoque en términos de lo dispuesto por la ley".

Es decir, es obligación del Estado en sus tres niveles (Federación, entidades federativas y municipios) salvaguardar este derecho y fincar responsabilidad, con apego a las leyes de la materia, a quien resulte responsable de provocar algún daño al medio ambiente.

Los gobiernos debemos estar trabajando constantemente para alcanzar los objetivos del desarrollo sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.

Debemos seguir fortaleciendo estas tareas, sin mantenernos ajenos al problema. Pues de lo contrario, nuestra abstención en el tema que hoy nos trae aquí, estaría poniendo en peligro una de las metas del objetivo 15:

"Velar por la conservación de los ecosistemas montañosos, incluida su diversidad biológica, a fin de mejorar su capacidad de proporcionar beneficios esenciales para el desarrollo sostenible".

Es por ello que el Estado Mexicano, las entidades federativas y los municipios deben conducir sus lineamientos hacia el logro del desarrollo sostenible.