Autor: Grupo Legislativo PAN
Por: Fernando Adame Doria.
Se prevé que para el año 2050 la población mundial se incremente en más de un tercio, alcanzando la cifra de 9100 millones de habitantes, requiriéndose incrementar la producción de alimentos en un 70 %. Esto se deberá de alcanzar, mientras se continua en la búsqueda de eliminar el hambre y la pobreza en el mundo, utilizando de forma eficiente los recursos naturales, la conservación de la biodiversidad, el uso racional del agua, la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero y la generación de políticas de adaptación y mitigación contra el cambio climático.
¿Cuál es la realidad y cual la posible contribución que desde nuestro estado, Nuevo León, podemos intentar realizar para lograr que las metas de producción de alimentos se lleven a cabo en beneficio, si de un orden universal, pero sobre todo, en beneficio de productores agropecuarios y consumidores locales?
En Nuevo León, la intensificación de los sistemas de producción agrícola y ganadera es una realidad, y esto ha permitido satisfacer la demanda interna en diversos productos que consumimos. Y digo diversos, en sesiones anteriores del Congreso Local se ha manifestado la carencia de cubrir la demanda de nuestro icono gastronómico - el cabrito - mencionándose la necesidad de importar de otros Estados cabritos para cubrir la demanda de éste, lo cual está impactando negativamente en la calidad del producto que se ofrece, principalmente en los restaurantes de la entidad. A diferencia de la producción del cabrito, en Nuevo León se produce carne de res de excelente calidad, la cual se consume localmente y se exporta a diferentes países del mundo, solo que los animales que se desarrollan y se engordan en Nuevo León, en un alto porcentaje, no se producen en el estado. Los bovinos que llegan a las diferentes engordas de ganado del estado, mayoritariamente se importan de otros estados del país, llevándolos aquí, a la etapa de finalización a satisfacción de los mercados y consumidores.
Al hacer un análisis de la situación agropecuaria del Estado, podemos observar, que mientras somos autosuficientes en la producción de diversos alimentos, principalmente agrícolas, somos altamente deficitarios en la producción pecuaria, principalmente, en la ganadería y caprino cultura, actividades que ocupan, casi el 30% de la superficie del planeta para el pastoreo y el 70% de la superficie agrícola cultivable en el mundo, cifras cercanas a la realidad en nuestro estado.
En Nuevo León podemos observar grandes desarrollos pecuarios, con avances tecnológicos en todos los rubros, como también, grandes ineficiencias en la utilización de los recursos naturales, principalmente, entre los pequeños productores pecuarios privados y entre los productores del sector social, los productores ejidales del estado. Los ganaderos tecnificados, que implementan nuevas técnicas de alimentación en el pastoreo de los hatos de los vientres productoras, así como la aplicación de medidas sanitarias y de empadres adecuados, logran porcentajes de cosecha de becerros alrededor del 70% sobre el número total de vientres y, mientras que en el sector ejidal esta cosecha de becerros no supera el 30%.
Esta ineficiencia productiva de los pequeños productores de la entidad, se debe a diferentes causas, siendo la más importante lo relacionado a la tenencia de la tierra, lo que ha motivado la reducción de las áreas disponibles en los ejidos dedicadas a las actividades ganaderas y caprinas, trayendo como consecuencia, la reducción de los hatos y la dificultad de implementar prácticas que contribuyan a la eficiencia de las explotaciones.
Habría que recordar, que la entrada de nuestro país al tratado de libre comercio con Norteamérica condicionó la implementación del llamado paternalismo en las actividades productivas en el sector social de México, en los ejidos, y con esto se inició la desaparición de las instituciones que apoyaban a los productores agropecuarios del sector. Conocimos de la desaparición de Banrural, que ejercía actividades financieras, de ANAGSA, que aseguraba las inversiones que se realizaban, de CONASUPO y sus precios de garantía y de la Secretaría de Agricultura en lo concerniente a su labor de organización de dichos productores. Desaparecía el llamado paternalismo social, entregando a los productores, sólo un apoyo por unidad de superficie llamado Procampo.
Por otra parte, la desaparición de los métodos asistenciales de producción y la cancelación de nuevas dotaciones de tierra a los ejidos, trajo como consecuencia la certidumbre jurídica en la tenencia de la tierra y con ello la realización de diversas inversiones de la iniciativa privada que han mantenido un crecimiento sostenido hasta la fecha, de un 6% anual, en el sector agropecuario, muy por encima del crecimiento económico del país.
La certidumbre en la tenencias de la tierra en los ejidos, se dio, al entregarse títulos de propiedad de los solares donde habitaba cada uno de los ejidatarios del núcleo de población y a través del programa PROCEDE, se dotó a cada ejidatario de un certificado parcelario tanto de la labor que venía explotando de forma individual, como también de lo que le correspondía de las formas colectivas y de uso común del ejido, es decir, a cada ejidatario se le entregó documentación de la parte del ejido que le correspondía.
Al desaparecer las tierras colectivas y comunales, los productores ganaderos y caprinos, de los ejidos, se vieron en la necesidad de utilizar para sus actividades pecuarias, únicamente lo que les correspondía de superficie, ya no las extensiones totales de los ejidos, al haberse repartido la propiedad, trayendo como consecuencia, la reducción de los hatos bovinos y caprinos, ante la imposibilidad de seguirlos alimentando. Esta reducción del número de vientres caprinos, explica, uno de los motivos, del por qué en Nuevo León se ha visto reducido la oferta de cabritos para el consumo local.
Otras de causas que impactan la actividad ganadera y caprina en el sector social y por consiguiente la productividad de la misma, motivado por la reducción de los hatos productivos, lo constituye la falta de buenas prácticas en el uso de sus recursos naturales, los escasos programas sanitarios en la explotación y la carencia de lo más indispensable para buscar una mediana eficiencia; la presencia del número adecuado de sementales requeridos en las actividades ganaderas de bovinos y caprinos.
Se concluye, que la falta de eficiencia en la generalidad de los pequeños productores pecuarios, se debe principalmente a la disminución de los hatos ganaderos y a la ineficiencia en el manejo de los mismos.
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