Autor: Grupo Legislativo PAN
Por: Marlene Benvenutti
Villarreal.
Una de las principales labores que realiza el Estado en
beneficio de la sociedad es la impartición de la educación en todos los
niveles, pues sabedores de que la educación es la principal herramienta para el
desarrollo de una sociedad como la nuestra, de cualquiera de los tres niveles
de gobierno, debe escatimar esfuerzos para la consecución de dichos fines.
Es así
que durante el transcurso de los años, las autoridades educativas oficiales en
conjunto con las asociaciones de trabajadores de la educación, han tenido la
suficiente capacidad para desarrollar esquemas de trabajo mediante los cuales
la impartición de la educación a niños y jóvenes se realice de manera continua,
ordenada, bajo los parámetros y líneas marcadas por los programas educativos
trazados a nivel nacional y ejecutados de manera coordinada en todo el
territorio nacional.
De la
mano con lo anterior, se han realizado de manera constante, esfuerzos para
lograr los medios y conductos adecuados para que los maestros reciban como
contraprestación a su importante labor, la remuneración y demás prestaciones
que a manera de beneficios laborales han acordado en el transcurso de los años
con el Estado.
Sin
embargo, en los últimos días hemos sido testigos de la lucha que realizan
muchos maestros específicamente en lo correspondiente al Estado de Nuevo León,
pues señalan con claridad que muchas de las prestaciones a que se han hecho
acreedores por sus años de trabajo ininterrumpido, de manera unilateral y sin
el consenso que siempre había existido entre el Estado y los maestros,
simplemente están siendo eliminadas en perjuicio de la base trabajadora
magisterial, perjudicando profundamente el bolsillo de los maestros y por ende
su estabilidad económica y familiar.
Aunado
a ello, sabemos que por ley ya no es permitido que los padres de familia apoyen
con las mejoras de las escuelas del Estado, lo cual agrava aún más las
condiciones en que los maestros imparten catedra en las escuelas, pues muchos
de ellos tienen que aportar de su propio dinero, muchos de los materiales que
se necesitan para apoyar a niños y jóvenes, recurso que el Estado en ningún
momento le reintegra ese gasto a los maestros, convirtiéndose en una clara
falta de apoyo evidente a la labor magisterial.
Derivado de lo anterior, es mi deseo manifestar
rotundamente mi apoyo total y mi solidaridad a los maestros del Estado de Nuevo
León en su lucha para evitar que todas aquellas prestaciones que los maestros
han ganado en el transcurso de los años, no les sean retiradas de manera unilateral
y sin lograr previamente los consensos necesarios en los cuales se encuentre
primeramente una solución contundente a las carencias y necesidades con que
cuenta la educación.
Hacemos
un llamado a las autoridades educativas tanto nacionales como del Estado de
Nuevo León, para que escuchen y solucionen la problemática de los maestros del
Estado, pues una servidora como maestra, reconozco que los trabajadores de la
educación y los maestros que imparten día a día en las aulas, son la
herramienta y el motor que impulsará a nuestro país para salir adelante y
alcanzar los niveles económicos y productivos que tanto necesitamos.
Cuando
la principal prioridad de nuestros gobernantes sea la inversión en la educación,
México será otro.
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