Autor: Grupo Legislativo PAN
Por: Carolina Garza Guerra.
La
buena educación desde hace siglos ha sido la base primordial del desarrollo de
las naciones y eso lo ha entendido a la perfección nuestro Estado, dando
siempre una importancia capital a dicho rubro.
El
Congreso del Estado de Nuevo León encargado de elaborar las leyes o llevar a
cabo modificaciones a éstas para adecuarlas a las necesidades actuales que la
población tiene ve con suma preocupación los resultados arrojados por el Censo
de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial 2013 realizado
por el INEGI y que fue publicado en abril de este año, pues pone en evidencia
que en el Estado existen más de 7 mil personas que cobran sueldos de maestros
pero que en ninguna escuela los conocen, o se encuentran comisionados en
labores del sindicato, o son nombres de personas ya jubiladas o fallecidas y
que aún se encuentran en la nómina.
Pero
el mayor escándalo es que tal cantidad de personas representa un gasto equivalente
a casi 850 millones de pesos al año, según lo informa la organización Mexicanos
Primero.
Esto
no es un problema de este año, ya en el último trimestre de 2011 nuestro Estado
era el 3° en toda la República con más maestros comisionados, esto es, que
cobraban por actividades ajenas a la enseñanza. En ese año registrábamos a 964
y desde entonces poco se ha hecho al respecto para solucionar ese problema o
mínimo para explicar porque está sucediendo.
La
Secretaria de Educación del Estado de Nuevo León, Juana Aurora Cavazos Cavazos
había mencionado en octubre de 2013 que no existían los llamados maestros
aviadores, al decir que "No había localizado a nadie". O ella miente o lo hace
el INEGI.
Se podrá decir que los maestros comisionados
si trabajan, pero eso no explica la cantidad de docentes que nadie conoce ni
quienes aún fallecidos o jubilados cobran como profesores. Tampoco muestra si
los que se encuentran comisionados realizan actividades de la Secretaría de
Educación o del Sindicato y si en verdad se tiene un control de ellos.
Esto
no es nuevo, ya en abril del presente año mi compañero diputado Francisco
Treviño Cabello había presentado un punto de acuerdo en el que se le exhortaba
al Gobernador del Estado, Rodrigo Medina de la Cruz para que instruyera a la Secretaria de Educación para que
compadezca ante el H. Congreso del Estado para explicar el caso de los más de 7
mil aviadores en la Educación. En el mismo Punto de Acuerdo solicitaba una
explicación al Secretario de Finanzas y Tesorero General del Estado, Rodolfo
Gómez Acosta para que presentara un
informe pormenorizado de los profesores que no laboran en el centro de trabajo
al que están adscritos que contengan cuando menos información del nombre completo
de la persona, lugar donde debería laborar, lugar al que fue asignado, sueldo
mensual, medio de pago y jefe superior inmediato. Del mismo modo se pidió a la
Contraloría del Estado de Nuevo León que iniciara una exhaustiva investigación
para fincar las responsabilidades administrativas correspondientes a los
servidores públicos responsables a la contratación de dichas plazas.
Es
necesario e imperante que la Secretaría de Educación explique cómo fue que
ocurrió este problema e indagar desde cuanto tiempo atrás se venía arrastrando
con ello.
Es nuestro
deber seguir firmes en este punto, pues los casi 850 millones de pesos que se
pierden al año por aviadores no es para menos y muestran un gran desorden y una
completa ineficiencia en nuestro sistema educativo estatal. Este desfalco,
porque no hay otra manera en que se le pueda llamar, no es responsabilidad de
los más de 7 mil aviadores, sino de los funcionarios de Finanzas y de Educación
del Estado.
Ya
lo decía el Gobernador en mayo, "Si Nuevo León es un estado líder, es en gran
medida por los maestros". Y creo que la mejor manera de agradecerles es que
sólo se les pague a quienes verdaderamente cumplen como maestros. El pagarle a
otra persona que ni va a la escuela la misma cantidad de quién si lo hace, es
una completa falta de respeto para los verdaderos maestros que han puesto su
mejor empeño en la enseñanza de los más jóvenes y por el progreso del Estado.
Volvemos
a exigir y seguiremos exigiendo una explicación verídica y sobre todo una
solución a este gran problema, pues los casi 850 millones de pesos que perdemos
al año no son un juego, no se puede responder con simples boletines de prensa.
¿Quién
realmente se queda con esos 850 millones de pesos? ¿Por cuánto tiempo el Estado
ha padecido de una fuga de dinero sin que hubiera salido a la luz? ¿Cuántos y
quiénes están involucrados en este caso de corrupción?
El
Sistema Educativo, para quienes se les haya olvidado, debe estar diseñado para
beneficiar a los niños y jóvenes, no para enriquecer a personas corruptas que
se han servido del compadrazgo para crear bastiones de opacidad donde pueden
saquear a su gusto.
En
ese mismo tenor, solicitamos que se investigue en específico si en las Regiones
1 y 4 de la Secretaría de Educación que le corresponden al maestro Eduardo
Alvarado Sifuentes en Monterrey y al maestro Sergio Ricardo Cepeda Martínez en
San Pedro Garza García respectivamente no es donde se concentran estos 7 mil
aviadores, que volvemos a insistir, cuestan casi 850 millones de pesos al año.
Ahora
bien, según datos del Banco Mundial en el 2010 sólo el 96% de los maestros en
México habían recibido la capacitación formal mínima exigida para ejercer la
docencia en el nivel primario.
Y la
pregunta que surge es ¿Cuántos de los más de 7 mil maestros que no dan clase
pero que si cobran tienen los conocimientos mínimos para ser docentes? Si la
corrupción ya es demasiada, ahora tomaría proporciones mayores.
Desde
hace ya un par de décadas se estableció el grado de licenciatura como mínimo de
escolaridad para ejercer la docencia en secundaria. En Nuevo León, según los
últimos datos obtenidos sólo el 71.5% de los maestros para secundaria general
cuentan con este grado de escolaridad.
¿Cuántos
de esos más 7 mil aviadores no estarán en el 28.5% de los docentes que no
cuentan con licenciatura para ejercer como maestros en secundaria?
Si
la problemática ya de por si es mayúscula al evidenciarse más de 7 mil
paracaidistas, se vuelve mucho más compleja al existir maestros que no cuentan
realmente con la educación mínima requerida, pues el resultado sería una pésima
preparación académica de las nuevas generaciones que no podrán enfrentar ni
salir adelante ante los nuevos retos globales, consiguiendo con ello un atraso
paulatino y constante del desarrollo del Estado.
Debemos
recordar que Nuevo León ha sido cuna de varias de las más grandes empresas
mexicanas, es símbolo nacional de desarrollo e innovación. No podemos permitir
que perdamos tan prestigiosos honores por culpa de unos cuantos corruptos que
ven en la educación sólo un medio para generar dinero, a expensas de ofrecer
una verdadera enseñanza a nuestras generaciones más jóvenes. Desde siempre
Nuevo León ha dependido de la educación para su desarrollo, muestra de ello es
que contamos con varias de las mejores universidades del norte de la República,
como son el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, la
Universidad Autónoma de Nuevo León y la Universidad de Monterrey, mismas que
dependen en gran medida por la formación que hayan tenido sus alumnos durante
su paso por la primaria y la secundaria.
Por
lo anteriormente expuesto y en aras de refrendar nuestro compromiso con la
Educación del Estado es que presentamos un Punto de Acuerdo en donde se exhorta
a la Secretaria de Educación Estatal, Juana Aurora Cavazos Cavazos a que
comparezca ante el Congreso del Estado de Nuevo León por los más de siete mil
paracaidistas que existen en las escuelas, así como por los trabajadores que
sin contar con la educación necesaria laboran como docentes.
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