Autor: Grupo Legislativo PAN
Por: Carolina Garza Guerra
Es bueno recordar en el marco del Día Internacional de la Mujer lo que la sociedad pos moderna ha olvidado de la mujer.
Si en siglos pasados muchos consideraron a la mujer un ser inferior al hombre, en el siglo 21, cuando parecía haberse superado lo anterior, aparecen nuevas corrientes e ideas que nos presentan más como objetos y menos como personas.
Hoy a través de los medios de comunicación se desdibuja el rostro femenino y en su lugar aparece el prototipo de una mujer muy alejada de su feminidad, su riqueza interior y su valor de persona humana.
Pero hay algo más, la naturaleza de la mujer no se detiene solo en el ser persona, considerándola desde ese aspecto tiene una función de complementariedad con respecto al hombre que se resume en la siguiente frase: idéntica dignidad y diferente función.
En otras palabras la mujer tiene una igualdad esencial con el hombre y una misión específica como mujer.
Pero no nos referimos aquí exclusivamente al hecho de concebir y dar a luz a un hijo sino principalmente a la maternidad espiritual que consiste en formar, modelar, educar, guiar, y auxiliar a los demás.
Una mujer es fundamentalmente forjadora de seres humanos con todo lo que ello significa e implica.
Esta es la premisa más valiosa para la consolidación de una paz auténtica.
Por esto y más la creciente presencia de las mujeres en la vida social, económica y política a nivel local, nacional e internacional supone un progreso de gran beneficio para la sociedad.
Las mujeres tienen pleno derecho a insertarse activamente en todos los ámbitos públicos y sus derechos deben de ser afirmados y protegidos incluso por medio de instrumentos legales donde se considere necesario.
Sin embargo, este reconocimiento del papel público de las mujeres no debe disminuir su función insustituible dentro de la familia: aquí lo que ellas aportan al bien y al progreso de su Patria, tiene un valor inestimable.
Por eso es nuestra obligación conciliar las labores del hogar con el trabajo para no descuidar nuestra misión de transmisoras de conductas, valores y principios a nuestros hijos.
Así pues las mujeres tienen el derecho de exigir que se respete su dignidad. Al mismo tiempo, tienen el deber de trabajar por la promoción de la dignidad de todas las personas.
Muchas mujeres, debido especialmente a condicionamientos sociales y culturales, no alcanzan una plena conciencia de su dignidad. Otras son víctimas de una mentalidad materialista y hedonista que las considera un puro instrumento de placer e incluso no duda en organizar su explotación a través de un infame comercio, incluso a una edad muy temprana.
En este sentido el Grupo Legislativo de Acción Nacional en el Congreso de Nuevo León se esfuerza para que las mujeres nuevoleonesas tengan un Estado que defienda la igualdad de las mujeres y de este modo nuestra sociedad sea cada vez más justa y más humana.
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