Autor: Grupo Legislativo PAN
INTERVENCIÓN DE JOSEFINA VILLARREAL GONZÁLEZ
TÍTULO: NO A LA VIOLENCIA EN LOS ESTADIOS
El fútbol es el deporte que más influencia tiene entre la sociedad y que atrae de manera desmedida a grandes audiencias, pero lamentablemente, al seguidor, simpatizante o aficionado, este deporte no lo invita al autocontrol.
Éste deporte en conjunto es perseguido por una sombra que conforme pasa el tiempo se vuelve más grande y obscura. Esta sombra se esconde con el nombre de violencia y ha cobrado muchas vidas y un sin número de heridos en todo el orbe; y aunque se han sumado muchos esfuerzos por erradicarla, en la actualidad no existe un método para aniquilarla de los estadios de futbol.
Por supuesto, México no se encuentra exento de este fenómeno y aunque en nuestro país este problema es relativamente nuevo, avanza a pasos agigantados, es decir, la violencia que se presenta dentro y fuera de los estadios de futbol crece a pasos agigantados, afectando a la mayoría de los asistentes que sufren estas situaciones.
Como está concebido, no es el deporte en sí, ni quienes lo practican, lo que induce al fanático a la violencia. El futbol, inexplicablemente, es el deporte en el que el público resulta ser más susceptible al cambio radical de su estado de ánimo en función al desarrollo del partido, y sobre todo del resultado.
Lamentablemente estas reacciones del individuo no son casos aislados, tampoco en lo individual. Se presentan en grupos y se pierden entre toda la fanaticada.
A lo largo de la historia de este deporte, en todo el mundo se han registrado hechos sangrientos en los estadios y sus alrededores, iniciando primero por los "Hooligans", en Inglaterra cundiendo el mal ejemplo en Europa, Asia, Medio Oriente, África y América Latina.
En nuestro país, también se han registrado hechos sangrientos donde resultaron 70 heridos en la final del fútbol mexicano entre Pumas y América en el año de 1985. También se han registrado choques, en algunos casos con saldos de heridos y detenidos, entre las diferentes barras del Club América, del Guadalajara, de Pumas, de Tigres y Rayados.
La historia de actos vandálicos, disturbios dentro y fuera de los estadios alrededor del mundo es interminable y en estos se han visto involucrados directamente los fanáticos y las autoridades; indirectamente los futbolistas, árbitros, federativos y medios de comunicación, quienes en conjunto han sido incapaces de prevenir y controlar la violencia en los estadios.
Ahora bien, en nuestra entidad desde el año 2007 a propuesta del legislador Gregorio Hurtado Leija, nuestra legislación punitiva consagra ahora como delito la Violencia en los Espectáculos Deportivos adicionando un Capítulo XI al Código Penal del Estado, particularmente en los artículos 331 Bis y 331 Bis 1.
Que a la letra dice: "Comete Delito de Violencia en Espectáculos Deportivos y se castigará con prisión de uno a cuatro años y multa de diez a ochenta cuotas, sin perjuicio de las sanciones a que se haya hecho acreedor por la comisión de diverso delito, a quien en un evento deportivo, encontrándose en el interior de un estadio o recinto utilizado para ese fin o en los espacios de estacionamiento o calles circundantes inmediatas al mismo, cometa por sí o incite a otros a cometer actos que produzcan lesiones a terceros o daños a bienes muebles o inmuebles".
La reforma se contempla que "además de las sanciones previstas en este capítulo, a juicio del juez se podrá prohibir al inculpado a asistir a estadios o recintos de espectáculos deportivos por un término de seis meses a cuatro años, en cuyo caso se ordenará la publicación de la sentencia", en el artículo 331 bis 1 de la ley.
Siguiendo este mismo orden de ideas, la autoridad persecutoria e investigadora ha sido convocada por este Pleno en anteriores legislaturas, a fin de dar cabal cumplimiento a la norma jurídica a fin de salvaguardar la integridad física de la afición.
En este sentido, hemos encontrado hechos atroces en los espectáculos deportivos como el ocurrido recientemente en el que un menor resultó herido en el partido de Tigres- Monterrey y en donde no resultaron responsables sancionados por los lamentables hechos por parte de las autoridades competentes.